Sendero Ruta del Azúcar

La industria del azúcar fue tan importante para el municipio de Hermigua que la heráldica del municipio cuenta con la presencia de un ingenio azucarero. Este sendero recorre la misma ruta por la que se llevaba el azúcar del Valle de Hermigua para ser exportada a los mercados europeos durante el siglo XVI.

El sendero comienza en la pista asfaltada de la carretera del barrio de Las Poyatas, carretera CV-21. Comienza con la subida por un sendero sobre un antiguo muro de hormigón con una baranda de madera que da a un camino que bordea terrenos de cultivo donde se cultivan papas o millo y viñas más arriba. Conforme ascendemos por ese camino nos vamos acercando al fondo de la cañada y llegamos a una zona cubierta por palmeras y hayas en la que el camino es prácticamente llano.

A continuación, llegamos a una zona donde el suelo se vuelve más áspero y la pendiente se incrementa hasta llegar a la intersección del sendero con el fondo de la Cañada de La Chíchara. En función a la época del año en la que nos encontremos podemos encontrar charcos o agua que corre por este lugar. A continuación, debemos superar un paso un poco más escarpado, enclavado en el basalto del lateral de la cañada, con la seguridad que nos da unas barandas de madera.

Superado el paso anterior, La Cañada de La Chíchara se abre. Pasa a ser ancha y con menos vegetación de gran tamaño: pequeños palmerales o palmeras solitarias acompañadas de hayas diseminadas, situadas sobre todo cerca del cauce de la cañada, donde sus raíces pueden acceder mejor al agua del subsuelo. Los matorrales, piteras tuneras y cerrillo constituyen la vegetación más abundante en esta zona. La pendiente en este tramo va de menos a más, pero sin llegar a ser excesiva. Así, se llega a la parte final de la cañada, en la que hay que hacer una curva hacia la izquierda para iniciar el ascenso por el lateral de la cañada. Este lo realizamos por un camino sobre risco y tierra amarillos, asegurado con barandas de madera desde el que se puede ver de frente parte del Valle de Hermigua, vista que va aumentando conforme coronamos la montaña.

Así, llegamos a una planicie conocida como Los Descansaderos, como indica su nombre, es un lugar ideal para quitarse la mochila y descansar después del ascenso que hemos hecho. Además, las vistas son inmejorables, se puede contemplar todo el Valle Bajo de Hermigua y parte del Valle Alto. En este lugar antaño se celebraba la festividad de La Cruz, el día 3 de mayo, además de la colocación de una gran cruz en un lomo contiguo, visible desde gran parte del municipio, se hacía una fiesta con música procedente de un tocadiscos.

Continuamos con la marcha para ir avanzando hacia Los Álamos. Este tramo de sendero discurre por la ladera de la montaña formada por varias cañadas, de manera suave, con pequeñas subidas y bajadas pero un desnivel acumulado que resulta prácticamente llano. En lo referente a la vegetación sigue predominando el cerrillal, salpicado de especies como la tedera, el cerrajón, hinojo, piteras y tuneras. Las palmeras también están presentes, en pequeños grupos o solitarias. No es extraño encontrarnos por esta zona conejos silvestres que disfrutan de las bondades de la ladera soleada. El paisaje tiene como protagonista al Valle Bajo y la Bahía de Hermigua.

En cuanto llegamos a Los Álamos nos damos cuenta del porqué de su nombre. Cientos de estos de estos árboles cubren la parte alta del barranco de Los Barranquillos, antaño un caserío próspero, agrícola y ganadero, que estuvo habitado hasta finales del pasado siglo XX. Un gran tanque de agua conocido como el Tanque de Linares y grandes bancales que se divisan entre la maleza son el vestigio de tiempos de esplendor. Continuando con la marcha, el sendero nos lleva al fondo del barranco entre álamos y palmeras para luego cruzarlo. Aquí siempre hay frescor y, en función a la época del año, podemos encontrar agua corriendo. Una vez del otro lado del barranco y caminando unos cien metros nos encontramos con un cruce de caminos con un poste vertical que nos orienta. Una rama del sendero continua siguiendo el cauce del barranco de Los Barranquillos para llegar al barrio de Las Nuevitas, por la otra continuamos con nuestro camino con dirección a Montoro y La Caleta, nuestro destino. Entonces, empezamos a ascender por el sendero con una pendiente que se va incrementando, con barandas de madera en las partes más peligrosas de la ascensión. Conforme ascendemos las vistas van aumentando y una vez que acabamos este ascenso vemos dos paisajes diferenciados, por un lado uno más verde con abundancia de agua en la vertiente de Los Álamos y otro más seco con la presencia de pinos por la vertiente de Montoro.

Descendiendo, atravesamos la zona de Montoro, hoy en día también en declive agrícola pero que conserva zonas donde se cultiva la vid. Como comentamos el descenso se realiza en una zona de pinar y con Tenerife y El Teide de fondo. El sendero desemboca en una pista privada por la que bajamos unos 20 metros hasta llegar a una pista también de tierra que tomamos a la izquierda, como de regreso al Valle de Hermigua, y continuamos por ella sobre 1.400 metros, hasta encontrar a la derecha un poste de cruce de caminos en el que escogemos dirección a El Moralito, en el fondo de la cañada a la que apunta la flecha, por una pista de tierra.

Una vez llegado al grupo de casas de El Moralito seguimos por el sendero que continúa barranco abajo entre palmeras y algún cañaveral. Así llegamos a unos terrenos de cultivo por los que transcurre el sendero y empieza una pequeña cuesta que nos lleva por la margen izquierda del barranco que desemboca en la Playa de La Caleta.

La vista por este tramo es fantástica y se pueden ver las instalaciones de energías renovables que el Ayuntamiento de Hermigua ha desplegado para hacer autosuficientes las instalaciones que se encuentran en la playa y su entorno. Esta ruta finaliza justo encima de la Playa de La Caleta, en una curva amplia habilitada como mirador con el mar y Tenerife de frente, la playa de La Caleta a la izquierda, el litoral este a la izquierda y mirando hacia abajo encontramos El Caletón del Azúcar, antiguo embarcadero por el que el azúcar del Valle de Hermigua era enviado a Europa en el Siglo XVI.

También se puede continuar por el sendero para llegar a Las Salinas, El Muelle de Lorenzo o El Palmar, para continuar descubriendo la costa este de Hermigua. O volver hacia atrás y bajar a la Playa de La Caleta donde disfrutar de un baño, comida, bebida o un rato de descanso.